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Celebración del Equinoccio

Un nuevo ciclo inicia para dar paso a otra estación en la tierra, que se define por la danza con el astro sol y que nos lleva a celebrar el equinoccio de otoño en el hemisferio norte y de primavera en el hemisferio sur. 

Como buena hija del trópico, para mí, las estaciones eran bellas por las imágenes que veía en las películas. Sabía que la primavera era una explosión de flores con mil colores, y el otoño la caída de hojas con colores verdes y ocres; pero no tenía ni idea que ésta época era importante en el ciclo vital del planeta y que estaba tan relacionado con los seres humanos. Ni siquiera recordaba las clases de geografía del colegio, en la que seguro nos hablaron sobre los equinoccios y solsticio, sin que algo de ello lo hubiera aprendido o vivido como un conocimiento importante para vida

Imagen: Arianna Ruffinengo

Por eso, no sabía que el equinoccio es un tiempo de revitalización de la energía telúrica y de renacimiento (primavera) o de retracción y renovación (otoño), que además marcaba el cambio de ciclo en la duración del día y de la noche (más largos o cortos según la estación del año). ¿Cómo saberlo, si en el trópico tenemos prácticamente 12 horas de luz (sol) y 12 de noche (luna), durante 365 días del año? Y claro, así vivimos tan alegres, disfrutando de la luz y sabiendo que todos los días son iguales… ¿para qué planificar tanto, si mañana será igual?

Como una mujer nacida y educada en la ciudad, desconocía que estos ciclos de la naturaleza nos marcan ritmos de vida a los cuales debemos adaptarnos. ¿Cómo saberlo si apenas crecí con unas pocas plantas en el salón de casa?, no sabía que la luna afectaba mis mareas internas, ni que soy parte de esta tierra como un granito de arena en la mar y que mis acciones, por pequeñas que sean, inciden en mi entorno.

…hasta que vine a vivir al hemisferio norte y con los años empecé a comprender porque se planifican las vacaciones de verano, las fiestas de primavera, los seminarios en otoño y se recoge la leña para la chimenea en invierno.

Sin embargo, el enfoque más profundo de la relación del ser humano con la tierra, la aprendí de la mano de los taitas de la selva, en una inolvidable ceremonia de Yagé (ayahuasca) en la que fuí una gota de agua que recorrió el “ciclo hídrico” siendo arroyo, río, mar, océano y nube; siendo una gota de agua que nació, compartió con otras gotas hasta crear un mar y se evaporó para volver al origen, tomando consciencia de quien realmente soy. Así empecé mi caminar consciente en la madre tierra y gracias a ello, he seguido aprendiendo de los abuelos y las abuelas que se reúnen a celebrar la vida y agradecer a la tierra en cada solsticio y equinoccio.

Aprendí que alrededor del fuego podemos despertar nuestro fuego interno, que la observación nos permite abrir el corazón y extender nuestras raíces hasta el corazón de la tierra, que el agua es nuestra sangre y el viento es nuestra respiración. Que somos todo y somos nada, que lo que está afuera está adentro y que somos UNO, como los dedos de la mano, distintos, pero parte de un mismo TODO.

Y desde esa consciencia, con alegría y el entusiasmo de descubrir mi propio sonido, cada equinoccio saludo el cambio de ciclo, agradeciendo lo vivido y sembrando las semillas para el inicio de un nuevo espacio-tiempo.

Por eso, con este post, me despojo que la mente académica para convocarte a que te sumes a la celebración de la vida. Este equinoccio de septiembre 21 del 2018, es muy muy importante, pues seguimos respondiendo el llamado del corazón de la tierra, para despertar nuestro fuego interno, para tomarnos de las manos y con la fuerza de nuestro ser, en COMUN-UNIDAD seguir construyendo el nuevo mundo que está naciendo.

Aunque estés en la ciudad, puedes encender una vela, saludar a la tierra, abrazar un árbol, lanzar tu respiración al viento… para conectar con un pequeño gran gesto con el espíritu de la nueva conciencia planetaria, para ayudar a sanar tu corazón, que es la sanación de la tierra.

Feliz equinoccio, gracias por ser parte del cambio que el mundo necesita.

Soy una investigadora social formada en la investigación acción participación, enfoque que impulsa la capacidad de transformación de las personas y los colectivos. Estudio y practico el Buen Vivir, elaboré mi tesis doctoral en Estudios sobre el Desarrollo sobre esta propuesta de cambio de paradigma de vida para la humanidad y nuestro amado planeta. Creo que es tiempo de cambiar los viejos esquemas que nos dividen y limitan como personas, sociedades y civilizaciones, ahora es el momento de ser mucho más que razón para empezar a vivir en armonía con los latidos del corazón, el de la tierra, el de cada persona y el del sol.

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