Estamos en un espacio tiempo de cambios, bien sea porque decidimos hacer cambios en nuestra forma de vida y asumimos que nosotros somos el cambio, o bien porque seguimos viviendo al ritmo que marca un sistema que acelera la deshumanización y la devastación de la vida planeta tierra.
El cambio de paradigma se aceleró a un ritmo vertiginoso desde el año 2020. Pues aunque parezca que el mundo se detuvo, en realidad el proceso de post industrialización se ejecutó como una cirugía de alta precisión que, realizada bajo anestesia, cambió el modo de vida que hasta entonces conocimos.
Nada volverá a ser igual, porque en un brevísimo periodo de tiempo se instaló la cuarta revolución industrial con una mayor conectividad, más antenas, teletrabajo, automatización y robotización de la vida cotidiana (hablamos con máquinas, les pagamos a máquinas). El uso de robots y los procesos postindustriales de alta tecnología requieren menos manos de obra y ello nos aboca inevitablemente a una etapa de cambio de paradigma. Ahora sí! el siglo XXI llegó con la más alta tecnología expresada en la inteligencia artificial, en el transhumanismo y las modificaciones genéticas e intervenciones en el ADN humano que suceden mientras vemos la vida pasar en una pantalla de celular o televisión.
Ese cambio de paradigma está sucediendo en este presente, aquí y ahora, como si fuera una película de ciencia ficción que aliñada con la guerra se convierte en una visión postapocalíptica o distópica.
Como lo dijeron los antiguos en sus códices y profecías, llegaría un día en que el ser humano se preguntará: ¿cuál es el camino a seguir? ¿cuál es el sentido de la vida: nacer, crecer, estudiar, producir, reproducir, envejecer y morir… es todo?
o… ¿es posible otro paradigma?
¿Qué eso del cambio del paradigma? ¿Qué es un paradigma? Paradigma es el gran modelo que tenemos como referente (como el modelo de desarrollo), y que nos guía en todos los sentidos. Según la Real Academia de la lengua española, se trata de (abro comillas) “una teoría o conjunto de teorías cuyo núcleo central se acepta sin cuestionar y que suministra la base y modelo para resolver problemas y avanzar en el conocimiento”.
Muy interesante! Porque si no se cuestiona lo aceptamos como inevitable, y ahí está parte de la fuerza del paradigma vigente, que creemos que no lo podemos cambiar. Pero si que podemos hacerlo! Muchos seres humanos lo estamos haciendo y muy orgullosamente soy una de ellas.
¿Cómo lo hacemos? Volviendo al Buen Vivir! Desaprendiendo para recordar lo esencial, lo antiguo que no por “viejo” es inadecuado, sino todo lo contrario, porque es sabio, coherente, simple y muy importante: acorde con las leyes naturales o el orden natural de la vida. Eso es el buen vivir, poner la vida en el centro.
¿Cómo se hace? Volviendo a la tierra! Recuperando la soberanía personal y comunitaria con actos simples como respirar la naturaleza, retornando a los ritmos del espacio tiempo naturales – es decir, conectando con el reloj de la biología, del sol, la tierra, y desconectando con el trepidante ritmo productivo-, viviendo en espacios sanos (que ahora llaman de bioconstrucción), a cultivar el alimento (permacultura), a darnos cuenta que necesitamos poco para recobrar el sentido de la vida y que podemos volver al centro de lo que somos: Seres humanos con potencial para vivir en un planeta rico con “recursos” suficientes para todos.
Solo hace falta que esos TODOS, esa mayoría que SOMOS, nos demos cuenta que tenemos en nuestra consciencia el cambio del paradigma: el de volver a recuperar el sentido común, para retornar a la vida buena, a la vida plena que merecemos vivir aquí y ahora.