Por fin ha llegado el momento de meterle el diente (mejor el corazón) a un tema que lleva rondando mis sentipensamientos sobre el Buen Vivir y es la poca conexión con los temas espirituales que se observa en los artículos y publicaciones del tema. Es como si al entrar en el ámbito de la política o la academia, el Sumak Kawsay hubiera perdido su esencia filosófica, existencial y sobretodo espiritual, dejando de lado la fuente que nutre esta propuesta de vida.
Como lo he aprendido, caminado y vivido, sin espiritualidad no es posible la Vida Plena. Así de claro, así de simple y también así de complejo. Y es que, cuando el Buen Vivir se deslinda de aquello que nos permite conectar con lo que SOMOS los seres humanos -con el ánima, alma, inconsciente, subconsciente, corazón o espíritu (el nombre que te resuene según tus creencias)-, se pierde su esencia existencial. El Sumak Kawsay se vuelve como el café descafeinado, como los sustitutos discursivos de mundos que imaginamos desde la razón pero que carecen de corazón!